domingo, 12 de octubre de 2014

El tiempo vuela

Hubo un tiempo importante en el que parecía que sólo crecíamos en centímetros y peso.
Aprendíamos "lo necesario" para vivir con nuestra familia y en la sociedad que nos tocó.
Educaron nuestros sentidos (unos más que otros) y nuestro lenguaje verbal y corporal.
La rebeldía formaba parte de este crecimiento y los valores tomaban distinto peso en función de...
bueno, de tantas cosas...

Todo parecía que duraba mucho y que la vida no tenía finales.

En las familias hay veces que los hermanos nos parecemos.
Unas veces en lo físico y otras en el comportamiento. 
Algunas en la forma de pensar y otras en las de divertirnos.
Muchas en los recuerdos.
Lo que es lo normal porque viajamos durante muchos años en el mismo vuelo.

Luego las circunstancias y los sueños nos hacen recorrer caminos distintos.
A las familias,
 y a los compañeros de viaje.
Bajarnos en diferentes aeropuertos. Sacar billetes individuales.

Y eso es quizá lo más bonito.
Esa diversificación ampliando los horizontes que antes sólo marcaba el final del largo pasillo.
( el pasillo de nuestra casa no era cualquier cosa eh ¿? 
...podía ser un circuito de monopatín, una diana de flechas,
un angosto camino que guardaba-más o menos -tras sus puertas nuestra independencia
o un terrible recorrido nocturno que crujía nuestros horarios prohibidos)

La vida comienza sin preguntas pero acaba igualmente sin respuestas.
Nos contestamos a nosotros mismos para decidir sufrir o decidir ser felices. 
Es como el interruptor de la luz que se daba en aquél pasillo.
Y, como todos nos equivocamos y aprendemos, al final decidimos ( sólo nosotros)
 con cuál de las 2 respuestas ( opciones) quedarnos.

Cuando te paras a pensar ahora, hay muuuuucho detrás.
Y eso hace que lo que vemos delante se acorte.
Pero tenemos que saber que es uno de los primeros errores que se pegan a nuestras suelas:
pensar que podemos elegir cuánto tiempo y cuantos km hay ante nuestros ojos.
perder EL PRESENTE


                                                 EL AHORA es la única certeza:
                                            Es EL TIEMPO que hay.
                                            El verdadero.
                                            El precioso.













Y es verdad que los billetes de avión
nos colocan encima de las nubes.
Nos separan del suelo y nos trasladan a otras realidades.
A mí me encantan los aviones.

Pero nuestro pensamiento, nuestra libertad y nuestros sueños nos llevan mucho más allá...
 a lugares donde los euros no deciden la distancia,
donde el lenguaje lo elegimos nosotros,
y donde cuando quieres te apeas. 
Sin reclamaciones por los retrasos.








Muy bien...pues un año más decido subir a todos los aviones que las circunstancias me preparen
y también decido volar cada vez que lance a solas (o acompañada) un avión de papel.



   otro octubre ...y disfrutando de todo...que el tiempo vuela.
























                                                                     un beso, laura






2 comentarios:

  1. Qué bonito!!...como tú sueles decir.."los pelos como escarpias"...un abrazo de tu amiga Castúita

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  2. Me ha encantado!!!!! :)
    Laurapequeña

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